[ARTICULO] Vamos señores !!! D. Ricardo López Rubio

De vez en cuando la vida nos hace sentir emociones que a pesar de los años vividos siguen presentes como el primer día en nuestras vidas.

A veces esos exiguos detalles son los que penetran, de verdad, en los más recónditos rincones de nuestro yo más íntimo, por otra parte, ansioso de emociones. Si, es de esos pequeños detalles, de lo que día a día vamos alimentando nuestra alma.

El sentimiento nazareno es una intensa percepción interior, muy profunda y muy arraigada en nuestra tierra. Ser murcianico y nazareno configura una peculiar mezcolanza que va muy unida con la gente de aquí. Sus tradiciones legadas de padres a hijos siguen incólumes y a pesar del tiempo, a pesar de todos los cambios: culturales, sociales o políticos, esas costumbres están ahí, con nosotros.

Cada año con la llegada de la primavera asoma nuestra Semana Santa. Cuando la Luna Nissan riega con anocheceres de plata la huerta y el olor del azahar anuncia que llegan los nazarenos, la ciudad borbota a golpe de tambor. El murciano de toda la vida se prepara porque su pequeño corazón le empieza a bullir arrebatadamente y sus sentimientos se acentúan.

El orgullo de ser murciano y ser nazareno alcanza día a día su climax y todo gira en torno a eso, a su procesión, a su cofradía, a su trono, a su hermandad, a su tercio, a su vara…

Es el momento de prepararlo todo, sacar la túnica del viejo armario, planchar la camisa, almidonar las enaguas, las medias, las esparteñas, la chaqueta, la corbata, el estante, el rosario, la almohadilla, disponer los nuevos e innovadores regalos que vamos a ofrecer este año, compartimos el besapié, el traslado, el encuentro, cuantas y cuantas cosas. El nervio, las emociones, han apoderado al nazareno, al murcianico de toda la vida. Desde ahora y hasta el día de la procesión vivirá por y para esa jornada.

Llegado el esperado día, la emoción es máxima, el nerviosismo aumenta y la ilusión se desborda. Es hora del ritual, de la vestimenta. Todo preparado a los pies de la cama. Está toda la túnica perfectamente planchada. Ahora solo queda que con la ayuda de la madre y de la esposa se consume el objetivo y los desvelos de todo un año.

Despacio, paso a paso y con orden y cariño nos van colocando todos y cada uno de los elementos que configuran nuestro traje de nazareno. Ya queda menos. Ahora y tras llenar la sená de caramelos, huevos, habas y otros regalos vamos hacia la iglesia, punto de nuestra partida este día. Allí, nuestro pequeño corazón, ya engrandecido hierve en una mezcla de emoción, nerviosismo y miedo. Entras en la iglesia y allí magnifica e impresionante nos recibe nuestra Virgen, nuestra Madre de la Misericordia, preparada para acogernos y protegernos a todos en nuestro sufrido y ansiado recorrido.

Nuestro cabo de Andas nos asigna el puesto y procedemos al atado de la almohadilla. Un sudor frío invade nuestro cuerpo. La espera se hace eterna y todos los compañeros nos deseamos suerte en este recorrido triunfal para un nazareno. La puerta de la iglesia se abre y los penitentes empiezan a procesionar. Todo está dicho y el silencio es total. Cada uno en su puesto. Es el momento, todo un año esperando y ya está aquí. Un cúmulo de sensaciones, pensamientos, vivencias e ilusiones se mezclan en nuestra mente. Estamos todos juntos, pero cada uno se encuentra consigo mismo, con su experiencia de fe abrazado a su vara recordando en imágenes todo lo vivido. Ahora un apretón de manos cómplice con mi hermano y por fin. Vamos señores!!! …(golpe de estante).

[ARTICULO] Los paladines de la Misericordia. D. Antonio González Noguerol

En todas las contiendas pugnan héroes anónimos que, sin exigir nada a cambio, dan todo cuanto poseen por una causa común. Igual ocurre en ciertas concentraciones públicas, siempre concurren personajes altruistas, sin nombre, acaso sin una relevancia especial, sólo con un proverbial amor hacia aquella idea o a esos colores y sin cuya aportación sería imposible el éxito de la misión.

Similar suerte acontece en las procesiones de Semana Santa, manifestaciones en recuerdo de la Pasión, Muerte y Resurrección del Crucificado.

Siempre aparecen esos ‘héroes’ que engrandecen año tras año estas conmemoraciones. Misericordiosos Cirineos del siglo XXI, curtidos paladines que en algunas ocasiones soportan la pesada cruz de otros. Personas humildes que como laboriosas abejas de ese gran panal de la Junta de Cofradías sacrifican su tiempo libre desarrollando una gestión silenciosa, irrelevante a ojos del público, pero que merced a ella, las procesiones salen brillantemente a la calle cada año.

Es fácil ofrecer justo homenaje a notables priostes que han puesto su personalidad a disposición de nuestra Semana Santa. Son característicos sus méritos a los cuales sin duda se han hecho acreedores, el reconocimiento es general y todo son rosas y flores.

Pero qué me cuentan de ciertos nazarenos que han bebido los vientos por una túnica, que se han ilusionado por sus colores desde niños; que se emocionaban y se siguen estremeciendo escuchando marchas pasionarias como “Mater Mea” de Dorado o la emblemática “Nuestro Padre Jesús Nazareno” de Cebrián.

Como es costumbre cada año, se agasajará con todo merecimiento a los ilustres pregoneros que van a proclamar a los cuatro vientos nuestros desfiles procesionales. También sería ocasión propicia homenajear a esos devotos de las procesiones, personajes que se han distinguido por su celo, su colaboración ilimitada; generosos cofrades que no necesitan protagonismo ni salir en la foto, sólo trabajan por amor a su hermandad.

Y qué decir de esos entusiastas estantes, aguerridos portadores, orgullo de los desfiles que cargan penosamente a través del itinerario, no sólo sin exhalar un quejido sino con la satisfacción característica repartiendo los tradicionales obsequios desde los caramelos hasta los peculiares huevos cocidos y demás aditamentos que personalizan la Semana Santa murciana.

El laberíntico recorrido siempre está presente, las fatigosas callejuelas del Jerusalén murciano aguardan desafiantes a los penitentes, pero la Fe del esperanzado Nazareno les asiste en el inhumano reto por la calle de la Amargura.

La espalda se dobla y comienzan a doler sus vértebras que van cediendo al ‘dulce’ peso mientras las piernas se doblegan ante el tormento de la Cruz. Pero los estantes perseveran en su particular pasión… y no son momentos de dudas ni flaquezas…

Pronto será la ‘Hora Nona’ y el círculo se torna espinoso, los nazarenos sufren perturbadoras dificultades. El mundo se ve abocado a la catástrofe.

Pero no hemos de abatirnos, el raído estigma de la Pasión prevalece sobre la procacidad de los paganos y Nuestra Santa Madre la Virgen de la Misericordia camina hacia su Hijo con la esperanza del retorno mientras nos cobija la huerta murciana empapada de azahar en una nueva primavera.

Hemos resucitado después de aquella madrugada de negruras y las sombrías Parcas han sido expatriadas. La muerte espantada huye despavorida ante ese Sol Radiante de la Resurrección.

El manso y misericordioso Jesús ha triunfado desterrando la violencia y el horror con la más poderosa de las armas: el Amor.

[ARTICULO] Misterio de la Pasión. D. Miguel Angel Ortiz

Qué misterio nos lleva año tras año a sentir este gozo tan profundo de llevar esta MADRE nuestra que es de la MISERICORDIA, a lucirla con una sensación que uno no sabría describir, ese calor que uno percibe cuando nuestra Madre nos acoge cuando estamos tristes, enfermos, esa sensación que sólo una madre tiene a sus hijos es la misma sensación que uno percibe cuando ves esa cara de sufrimiento, llanto, dolor, es en el fondo, cuando uno quiere sentir esa MISERICORDIA que llevamos dentro de cada uno de nosotros, porque nos hace que, año tras año sintamos, ese misterio de la pasión que nos hace estar deseosos de sentirla en nuestro hombro, pensamiento y corazón.

No quisiera dejar de un lado, la gran humanidad que uno tiene alrededor, somos sesenta estantes murcianos que durante estos quince años, hemos procesionado con pasión y humildad. Estos valores se suman al amor que procesamos a nuestra MADRE de la MISERICORDIA, con la cual nos engrandecemos cada día más.

Sintámonos orgullosos de pertenecer a esta SANTÍSIMA Cofradía, que es nuestra COFRADÍA DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA MISERICORDIA.

[ARTICULO]»Triste y hundido» Daniel Sánchez Melgarejo

Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia, Vida, Dulzura y Esperanza Nuestra.

Gracias Madre de Misericordia, por tu Hijo, Santísimo Cristo de la Misericordia, muerto en la Cruz, resplandeciente, perfecto, abriendo camino como gula en la tiniebla de Viernes Santo.

Gracias Madre de Misericordia, por seguirlo paso a paso, con el corazan roto, destrozado de dolor, con la mirada en el cielo, llorando, con tus manos abiertas, en dónde nosotros encontramos el consuelo.

Gracias Madre de Misericordia, por haberme otorgado el privilegio de acompañarte en tu camino a través de las calles de la Amargura de nuestra Murcia, detrás del Cristo de la Misericordia Crucíficado.

Gracias Madre de Misericordia, por poder observar los rostros de los fieles sufriendo contigo, llorando contigo, rezando contigo.

Gracias Madre de Misericordia, por toda nuestra Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia, por su Junta, Damas, Penitentes y Estantes, en su Cincuenta Aniversario, por su ánimo y esfuerzo.

Pero perdóname Madre de Misericordia por que toda la Noche de Viernes Santo, la Noche más amarga del Año, la Noche en que Jesucristo está muerto en la Esperanza de la Resurrección, te dejo de espaldas a tu Hijo, en tu Soledad y Dolor, saliendo de la Iglesia triste y hundido más que cansado, sin poder contemplar tu bello rostro, rogándole a Dios que nunca más tu Mirada de Consuelo se separe de nuestro Santísimo Cristo de la Misericordia.

Gracias Madre de Misericordia

Murcia, 3 Abril de 1999

[ARTICULO] 15 años ya… Rafael Francés Márquez

Que también son 180 meses, con sus noches y sus días. Quince años llenos de alegrías, tristezas, anécdotas, historias, gozo, entusiasmo, pero sobre todo, quince años de Nazanería, de aquí, de la nuestra, y todo por nuestro amor por ELLA: Nuestra SEÑORA, la Madre de Dios, la VIRGEN DE LA MISERICORDIA.
En el año 87 nuestra cofradía empezó a gestionar la ampliación de la procesión con una Virgen, en el 89 fundamos el Trono de la Santísima Virgen De La Misericordia con su tercio y ese mismo año la sacamos a la calle por vez primera en Semana Santa.

Éramos un grupo grande de chavales y algunos no tan chavales, muchos empezamos en esta empresa con 20 años, eso sí, con la inestimable ayuda de nuestros hermanos del Amparo, (en especial su cabo de andas), que en los dos primeros años nos prestaron su trono para poder pasear a nuestra Señora por las calles de Murcia, desde aquí un saludo muy afectuoso. Era simpático ver en la mañana de jueves Santo por la Plaza Mayor, a un grupo de nazarenos vestidos de paisano trasladando el trono desde la iglesia de San Nicolás hasta San Esteban, que es de donde salimos el Viernes Santo. Era lo propio en esos días, todo un trajín de idas y venidas de tronos sin flores de un lado para otro. Para muchos era la primera vez que sabíamos qué se sentía debajo de un trono, es algo que no se puede explicar, por lo menos yo no sé, creo que solo un estante sabe lo que se siente.

En el año 91 estrenamos trono, me acuerdo la primera vez que fuimos a por él, al taller del Maestro Juan Lorente que está en la ctra. de Alcantarilla. Todos allí reunidos: tronista, ayudantes, cabos de andas y estantes, todos con la boca abierta, contemplando la obra, como si nunca hubiéramos visto nada igual, bueno, la verdad es que nunca vimos nada igual, el esfuerzo que hicimos los estantes mereció la pena. Teníamos una ilusión tremenda por estrenarlo, procesionarlo por las calles de Murcia con nuestra Señora en Semana Santa. Aquel año nos otorgaron el primer premio en el orden de desfile procesional. En la mañana de jueves Santo y en la Iglesia de San Esteban, bendecimos el trono. En aquel acto tan entrañable que fue presidido por nuestra Madre, estuvimos todos los estantes junto con nuestras familias y miembros de la junta de gobierno de la cofradía, así como los demás cofrades. La bendición la realizó nuestro consiliario de la cofradía Don Narciso.

Recuerdo también las vueltas que hemos dado en estos años para guardar esa maravilla de trono, ha estado en varios sitios, desde una fábrica de plástico hasta en un almacén de conservas y más tarde en un almacén de muebles, pero siempre guardado con cariño, cierta tristeza y una gran ilusión. Tristeza por aquello de cerrar de algún modo un capítulo e ilusión por empezar pronto otro año, otra Semana Santa.

Josefina Ródenas es nuestra nazarena, la de todos, la de la Misericordia. Es nuestra camarera, es la Camarera de la Virgen, es más que eso. Tiene amor infinito a nuestra Virgen, a sus “hijos” los estantes, que con ese amor y un poquito de esfuerzo sacamos todos los años la procesión a la calle. Es digno de mencionar la devoción que le tiene a la Virgen, todo el año vive por ella y nos anima a quererla. Ella está siempre con nosotros en todo momento echando una mano, nos cuida, nos mima, nos invita todos los años a su casa en el campo. Le ha hecho túnicas a nuestra Señora, tanto para los cultos, como para la procesión. Se desvive y se entusiasma cada vez que se aproxima la Semana Santa. Josefina es nuestra nazarena.

Paco Cánovas es nuestro nazareno, nos “deja” a nuestra Señora para que año tras año le rindamos culto y la paseemos por nuestras calles para que todo el mundo la admire y la adore. Paco también le tiene un amor especial hacia Ella, la viste para la procesión con un sentir y dulzura que sólo él sabe. Paco es nuestro nazareno.

En el año 1999, coincidiendo con el 10º aniversario de la fundación del trono de la Santísima Virgen de la Misericordia, los estantes le regalamos a nuestra Señora una preciosa corona de plata que desde ese mismo año luce en cada procesión. Fue bendecida por el obispo de entonces Monseñor Ureña. Desde el pasado año la Virgen luce en la parte delantera un manto bordado en oro, regalo de alguien que no quiso facilitar su nombre y también se sustituyeron los faroles del trono por velas de parafina, dándole una luz más suave a nuestra Señora. A lo largo de estos años se han hecho varias modificaciones, como hacerle un pedestal a la Virgen y bajar los brazos de los faroles unos centímetros para realzar la belleza de esta obra de Sánchez Lozano

En estos 15 años nos ha llovido un poco, aunque gracias al cielo, no hemos tenido que suspender ningún desfile, pero correr un poco si hemos tenido que correr y esperamos otros tantos años de cielos despejados, aunque solo sea en Semana Santa, (lo digo por lo de la falta de agua) para que no se suspenda ninguna procesión, que son muchos esfuerzos y mucha ilusión que se pone.

Estos son algunos recuerdos que tengo de los 15 años que como estante he vivido. Me gustaría señalar la dedicación, esfuerzo y entusiasmo de todos los estantes y cabos de andas que hemos tenido durante los 15 años.

Por Ella, Nuestra Señora, La Santísima Virgen De La Misericordia.