[ARTICULO] Empezamos a ser. Cinceladas, nº 17 , Murcia, Abril 1950. Julián Tudela

Justificadísima está la existencia de nuestra Casa, en una sociedad eminentemente cristiana como la nuestra. El hálito de caridad que brota sin cesar del pueblo creyente sigue penetrando en los organismos estatales y saturando las normas oficiales de conducta que cristalizan en el rubí preciado del amor y amparo al desvalido, de que la Casa «José Antonio» es un excelente ejemplar.

Si el amor entre los esposos crea un hogar felíz, el amor entre todos los seres humanos, por Dios, ha creado también este hogar alegre que encierra además la belleza de ser el restañado de los quebrantos de aquel hogar primero, cicatrizando las heridas producidas en sus miembros por su desgajamiento, para devolver la fe en sus propias existencias y la confianza en el futuro a tantos niños y desvalidos que gustaron con exceso para sus débiles naturalezas, del acíbar del desamparo y de la miseria.

No es, pues, el fin de nuestra Casa el asilar, en el almacenamiento permanente, a seres humanos inservibles a la sociedad, sino reunir y cobijar a aquellos que se encuentran desperdigados, por su derrota en las batallas de la vida, para disponerlos de nuevo a la pelea, pertrechándoles del bagaje de conocimientos profesionales precisos e infundiendoles el espíritu optimista del más seguro éxito, mediante la virtud redentora del trabajo y del cumplimiento de los Mandamientos de la Ley de Dios, en su vida privada y pública.

Por eso, nada más justificado que el que nuestra Casa viva, no al margen, sino al unísono de la Ciudad y compartiendo con ella, con su participación directa, aquellas manifestaciones del común sentir y aquellos momentos en que sea precisa la espontanea o reglada actuación de los ciudadanos, ya individualmente o agrupados en organizaciones particulares de tipo religioso o cívico, puesto que innegable es que su personalidad aparece destacada en el conjunto de la gran urbe murciana.

Y precisamente a esta realidad responde nuestra participación, por vez primera, en la conmemoración de la Semana Santa, que tan extraordinariamente sabe Murcia celebrar, figurando a la cabeza la de la procesión del Santo Entierro nuestra Hermandad con la augusta imagen del Santísimo Cristo de la Misericordia, para lo que, desde el primer momento, contamos con la aprobación y aplauso de la Real y Muy Ilustre Cofradía del Santo Sepulcro.

Con este acto inicial de nuestra colaboración ciudadana bien podemos afirmar que públicamente empezamos a ser. Y seguros estamos, porque conocemos el criterio, a este respecto, de la Excelentísima Diputación Provincial, y singularmente de su digno Presidente, Excelentísimo señor don Agustín Virgili Quintanilla, y de nuestro querido Diputado-Visitador, don Mariano Montesinos Molina, de que la Casa «José Antonio» seguirá proyectándose en lo sucesivo, como plantel de ciudadanos dignos en todo aquello en que la Religión y la Sociedad demanden la intervención de los buenos españoles.

Julián Tudela. Cinceladas, nº 17 , Murcia, Abril 1950

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