
Le damos gracias a Dios por habernos dado a Nuestra Madre.
Ya desde muy pequeña me ha gustado siempre rezar el Santo Rosario. Para mi ha sido como un recital de súplicas y besos a Nuestra Madre del cielo, por eso, yo creo que me ha tenido siempre en su pensamiento para cuando llegara el momento, ser su camarera. Esto ha supuesto el Gozo, el Amor y la Comprensión que una madre le puede dar a una hija
Cuando la procesión sale, sale la Misericordia; con ese Cristo; con ese amor que lo llevan sus estantes; con esa perfección que el alma se les va. Y detrás sale Nuestra Virgen; con esas lágrimas que se deslizan por sus mejillas; con esa intensidad de Amor, para ser fuerte en la Cruz, al lado de su hijo. Todos los estantes que la llevan van marcando el paso que parece que Ella va andando con los brazos abiertos esperando la Misericordia de Dios, para mí, ese día y los días del Triduo son los más bonitos que mi alma recibe.
A mis “cabos de andas” y a mis “estantes”, que los conozco desde el primer momento que fui Camarera, les doy las gracias por haber sido tan atentos conmigo y por ese cariño que siempre me han tenido.
Vuestra Camarera, de la Virgen de la Misericordia, Nuestra Madre de la Misericordia.